Este documento es un reportaje escrito sobre la Migración Venezolana, un tema de coyuntura en la agenda pública mundial. Nuestra intención es hacer memoria de la migración de colombianos a Venezuela entre los años 70 y 90 y, de esta manera, exponer la hermandad que ha existido entre colombianos y venezolanos, para así lograr evitar los episodios de xenofobia que se viven actualmente. Las caricaturas e ilustraciones son de elaboración propia.
La migración se trata de un movimiento de personas que salen de un país a otro con carácter de estadía, transición o permanencia, en búsqueda de oportunidades. Los motivos varían de acuerdo a los acicates del individuo o situaciones externas del contexto. En el caso de Venezuela, este proceso se dio entorno a una crisis interna de la Nación. Frente a tal situación, migraron no solo personas que realizaban trabajos sin protecciones de Ley, sino profesionales con altos niveles de calificación asociados a diferentes áreas del conocimiento.
Según Migración Colombia, cerca de 2 millones de venezolanos estarían en territorio colombiano y alrededor de 20 mil en Boyacá. Aunque en cifras representa un pequeño porcentaje de población, es preocupante los actos de xenofobia que se han venido dado en el departamento, teniendo en cuenta que Colombia es un país que ha buscado la paz y el progreso desde hace muchos años. Los procesos de migración se han dado en diferentes contextos municipales, regionales, nacionales y no han sido los ciudadanos de este país los únicos en migrar a otras naciones en búsqueda de oportunidades.
De Colombia a Venezuela
A mediados de la década de los 80 era contrario al panorama de migración como se vive en la actualidad. Se estima, según el Centro de Estudios Políticos e Internacionales, que al año de 1990 los colombianos pasaron de conformar la tercera parte de la población de origen extranjero en Venezuela (30,20% en 1971) a constituir más de la mitad (51,79%). Se considera que cinco millones de colombianos cruzaron la frontera entre los años 70 y 90. Entre las causantes de este movimiento poblacional, según el CEPI, estuvo el auge que tuvieron los precios del petróleo en la década de los 70 y los conflictos internos que se vivían en Colombia.
Foto de archivo EL TIEMPO. Grupo de colombianos tratando de llegar a Venezuela. Centro de migración de Cúcuta.
Luz Bernal, colombiana que salió para Venezuela en medio de ese panorama, dijo para la BBC que jamás pensó que tenía que volver a su tierra natal. En 1978 salió en busca de oportunidades. Seis años después, junto a su esposo tenían un apartamento en la ciudad de Caracas. Todo marchaba bien. Sin embargo, sentía preocupación por sus padres que permanecían en territorio colombiano. Las actividades que debían hacer los migrantes estaban enfocadas a tareas como el servicio doméstico, la albañilería, la electricidad, la mecánica automotriz o la carpintería. Cuarenta años después Luz tuvo que volver a su país de origen y comenzar de nuevo una vida.
Motivos para salir
El proceso de migración se caracteriza por las dificultades de convivencia y calidad de vida de los ciudadanos. En el caso colombiano, para la época de los 70 se constituían y fortalecían los grupos al margen de la ley. Así las cosas, el desplazamiento forzado a lo largo de más tres décadas se cristalizaba. De acuerdo con el Centro de Memoria Histórica, en el periodo comprendido entre 1980-1988, esta acción en contra de los derechos humanos ocurría de manera silenciosa en el escalamiento del conflicto armado. “En los eventos de desplazamiento entre veredas las comunidades, por lo general, quedan al margen de las posibilidades de atención. Las autoridades, al desconocer la existencia de estos movimientos poblaciones, no despliegan las acciones de atención. Estas comunidades quedan en situación de desamparo por parte del Estado”, concluye este organismo autónomo. A raíz de lo mencionado, los ciudadanos emigran a otras zonas del país o en el caso más extremo, del continente.
Lo que dicen los estudios
La llegada de ciudadanos venezolanos a Colombia causa muchas hipótesis que rodean el actuar de los migrantes y que se derivan en hechos de xenofobia. A pesar de ello, en una reciente investigación realizada por las organizaciones estadounidenses Migration Policy Institute (MPI) y Brookings Institution, se concluyó que la ideas de que los migrantes venezolanos son culpables del aumento en la tasa de crímenes en los países donde se refugian “son en gran parte infundadas”.
El estudio se realizó con información suministrada por países sudamericanos con mayor cantidad de migrantes venezolanos: Colombia, Perú y Chile. Así mismo, se concluyó que “los inmigrantes venezolanos cometen sustancialmente menos delitos que la población nativa con respecto a su proporción dentro de la población en general”. De acuerdo con el Inpec, de las 118.769 personas que se encontraban privadas de la libertad el año anterior (2019), 1.254 eran extranjeros y, de ellos, 753, venezolanos; es decir, el 0,63% de la población carcelaria de país, cuando, según el Dane, las personas procedentes del vecino país ya representaban el 3,4% de la población residente en Colombia.
Los procesos de migración despiertan imaginarios sociales que en ocasiones son equívocos. ¿Continuaremos siendo personas discriminadoras? o ¿contribuiremos para que Colombia sea un referente de integralidad internacional?
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