Especial: #MigraciónVenezolanaEnOriente

Mirada al drama social de la migración en la frontera

Por: Eduardo Rozo Jaimes

Revista Ágora – Universidad de Pamplona

La migración de venezolanos a Colombia ha desencadenado situaciones crudas y desgarradoras, el drama que se vive en la frontera es de grueso calibre, tanto en lo social como en lo económico. Han pasado cinco años y cuatro meses desde que el gobierno venezolano ordenó el cierre fronterizo y ni la pandemia ha logrado remover ese candado invisible que se le puso a los puentes internacionales que conectan a Cúcuta y Villa del Rosario, en Norte de Santander, con el Estado Táchira, en el vecino país.

Tras el cierre -19 de agosto de 2015- el caldeado ambiente en la frontera se acentúo. De los puentes desaparecieron las infinitas hileras de carros y de personas que acostumbraban a ir de un lado a otro jugándose la vida con el contrabando de mercancías. Ese movimiento se trasladó a las trochas, a esos caminos donde la informalidad es la reina y por allí, empezaron a circular no solo productos sino personas para quienes estos pasos ilegales se convirtieron en sinónimo de ‘libertad’.

En el contexto de crisis social, política, económica y de salud que se vive en Venezuela desde esa época, Colombia se convirtió en el anhelado oasis para los ciudadanos de  este país, que salieron en búsqueda de nuevas oportunidades, pero arribaron a un territorio complejo y donde los índices de informalidad son altos, tal como ocurre en Cúcuta, la capital de Norte de Santander.

Para el año del cierre fronterizo se estima que ingresaron al país 31.471 venezolanos y esta cifra ha crecido con el paso del tiempo. En 2016, se elevó a 53.741; en 2017, pasó a 403.702 y en 2018, año dramático, subió a 1.174.743.

Para la vigencia anterior y de acuerdo con el informe Distribución de Venezolanos en Colombia, emitido por Migración, la cifra fue de 1.771.237 y este año, con corte del 30 de septiembre, el registro indica que en Colombia hay 1.715.831 migrantes, de los cuales 769.207 son regulares y 946.624, han ingresado en condición de ilegalidad.

De acuerdo con este informe presentado por el director de Migración, Juan Francisco Espinosa Palacios, después de Bogotá, la capital colombiana, Norte de Santander es el departamento más receptor de población migrante. Al 30 de septiembre de este año se estima que hay 192.003, de los cuales 100.455 están en Cúcuta. Algunos de los municipios más receptores son Villa del Rosario, con 36.415 y Pamplona con 8.202.

Para el caso de Santander, en el nororiente colombiano, hay 109.911 y de la cifra 40.312 están asentados en Bucaramanga.

A pie recorren Colombia

Unido a las dramáticas cifras, la masiva llegada de población migrante ha impactado en el contexto colombiano. En la frontera se hizo común ver a grupos de caminantes recorriendo las autopistas, desde donde parten para colonizar terrenos ajenos, y tan solo con la ayuda de sus desgastados zapatos.

El flujo de migrantes venezolanos es constante por pasos ilegales como la trocha Los Mangos, en Villa del Rosario, Norte de Santander. Foto: Cortesía Revista Ágora – Unipamplona

A pie, años atrás arribaron a las principales ciudades de los 32 departamentos los migrantes que rápidamente le dieron crecimiento a las cifras expuestas en líneas anteriores. El fenómeno aceleró el caos social en municipios fronterizos como Villa del Rosario. Las calles se convirtieron en improvisados dormitorios y uno de los sectores más afectados fue el barrio Villa Antigua, conocido por ser allí donde está el Templo Histórico, el Museo Casa del General Santander y La Bagatela.

El líder de esta comunidad, Armando Figueroa Hernández, explicó que la población migrante se apoderó de las vías públicas del barrio. “Algunos habitantes alquilaron habitaciones y allí permanecían personas en hacinamiento, sin acceso a servicios básicos como agua y energía, por lo que optaban a desplazarse a quebradas cercanas para bañarse y hacer sus necesidades, ocasionando contaminación por malos olores, unido esto a la intranquilidad de quienes por tradición hemos vivido en esta zona”.

De acuerdo con Figueroa, en el contexto de pandemia de 2020, se han vivido momentos difíciles por tanto esta población no hace uso de tapabocas y salir de las casas para desplazarse a sitios de trabajo y a supermercados, genera pánico entre la población colombiana.

A la par y por el impacto de la pandemia en Colombia, centenares de migrantes que años atrás habían arribado a ciudades del interior del país, retornaron a la frontera huyéndole al COVID-19, por lo que los habitantes de Villa Antigua quedaron confinados aún más en sus hogares.

La Secretaría de Fronteras de Norte de Santander, con corte del 30 de septiembre,  estima que los venezolanos que retornaron a Villa del Rosario con el deseo de volver a su país natal son 113.000. Las ciudades de donde llegaron son Bogotá, Cali, Medellín y Bucaramanga.

Oportunidades laborales

En Cúcuta la informalidad reina y de acuerdo con elDepartamento Administrativo Nacional de Estadísticas (Dane), entre julio y septiembre de 2020, la población económicamente activa fue de 388.000. De la cifra, 280.000 son quienes cuentan con una fuente estable de empleo y el restante, 108.000, están desempleados.

Lo anterior evidencia que el porcentaje de personas sin fuentes de empleo estable es alto y si a ello se le suman los migrantes que han arribado a la ciudad, es claro que el cordón de informalidad se prolonga. En este escenario la población del vecino país ha recurrido a ventas callejeras como mecanismo para conseguir el sustento diario.

A la par de han dado dramáticos casos como el del sector de la construcción, donde la mano de obra foránea se paga a bajo costo. Mientras un maestro colombiano cobra por sus servicios semanales $350.000, un migrante hace el mismo trabajo, en $200.000.

Tal es el caso de maestros como León Jaimes, quien toda su vida ha obtenido el sustento de la construcción en Pamplona y ahora ve reducidas sus posibilidades de tener fuentes de empleo más estables. Él, señaló que en cuatro décadas no había vivido algo similar y que la situación se agudiza en el caso de los obreros de construcción, acostumbrados a recibir $220.000 semanales y ahora solo reúnen lo mismo que les pagan a los venezolanos, que en su caso son $100.000.

Reapertura de puentes

El Gobierno Nacional a través de Migración Colombia, en el marco de la emergencia sanitaria que ha desatado la pandemia, extendió el cierre de las fronteras terrestres, como la de Venezuela, hasta el 16 de enero de 2021. Pese a ello y en caso de darse una posible reapertura en el primer trimestre de la próxima vigencia, se requiere de la voluntad del gobierno de Nicolás Maduro para que el cerco pueda abrirse.

El director de migración Colombia, Juan Francisco Espinosa Palacios, había alertado que ante la eventual reapertura, se estimaba que en cinco meses ingresaran al país cerca de dos millones de venezolanos, lo cual ponía en riesgo el sistema de salud ante el escenario de pandemia que azota a Colombia y se agudiza al cierre de 2020, en Norte de Santander.

Así, se espera de medidas contundentes por parte del Gobierno Duque y de la articulación con las administraciones regionales, por tanto el flujo de venezolanos ha traído consigo retos para los colombianos, quienes como los habitantes de Villa Antigua, en Villa del Rosario, se sienten presos en su hogar.

Sobre el autor

Red Colombiana de Periodismo Universitario

La Red Colombiana de Periodismo Universitario es una iniciativa académica respaldada por medios pertenecientes a escuelas de comunicación y periodismo de varias regiones del país, que comparten la visión de que el diálogo y el intercambio de experiencias fortalecen la proyección del trabajo de los periodistas en formación.

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