Especial: #MigraciónVenezolanaEnOriente

“Ser un ciudadano del mundo”

Escrito por Revista Un Pretexto

Por: Mabel Camila Romero y Camila Alejandra Rojas Vela

Revista Un Pretexto – Universidad de Boyacá

La crisis en diferentes partes del mundo ha generado a lo largo de la historia que miles de familias tengan que salir de sus casas, de esa morada que guarda añoranzas, recuerdos, amores, pero sobre todo cultura. Esa cultura y esa esencia que acompaña a cada individuo en su paso por el mundo, dejando huellas imborrables, desde un acento, un argot o esa comida que representan los olvidos. Una réplica de ello son los venezolanos, por crisis económicas en los últimos años han tenido que dejar sus tierras y sus familias para emprender un viaje a lo desconocido, convirtiéndose en un migrante que se aventura a pasar por muchos obstáculos para poder llevar el sustento a su familia, que en muchas ocasiones están a kilómetros de distancia.

María José, una mujer procedente de Venezuela, adquirió la nacionalidad colombiana fácilmente debido a que ella nació en Colombia al igual que sus padres. Sin embargo, tuvo que emprender rumbo a lo desconocido hace ocho años, cuando solo había pesquisas de lo que sería una dura crisis para Venezuela. Desde entonces tuvo que aumentar su valor para enfrentar cada desafío al llenarse de coraje para proteger y cuidar a sus dos hijos desde la distancia y es que una madre siempre va a querer lo mejor para sus hijos.

María José Vélez

Ella, un día tomó la decisión de ahorrar dinero y viajar a un país desconocido para poder brindarles un futuro mejor, por la facilidad y la cercanía eligió Colombia como su segundo hogar. Contra viento y marea llegó a Bogotá, una ciudad que esquiva mente le abrió los brazos, a pesar de que era empresaria, administradora, contadora y sabía hablar otros dos idiomas, no fue suficiente para poder tener un trabajo que dignificara su conocimiento, experiencia y dedicación; de la noche a la mañana todos los sacrificios hechos en Venezuela parecían como si se hubieran esfumado.

En la misma ciudad de Tunja, pero con diferentes condiciones, se encuentra Mary Córdoba, quien tuvo que emigrar hace un año de su país natal Venezuela junto a sus dos hijos menores de edad, para buscar una mejor vida. Una madre cabeza de familia que no conocía a nadie en su nuevo destino, llegó al departamento de Boyacá por una referencia de uno de sus familiares que anteriormente había vivido allí. Mary, tuvo que vender algunas de sus cosas en Miranda, la ciudad que la vió nacer, para lograr llegar al país con las adversidades que esto conllevaba, pero el amor por su familia era suficiente para enfrentar los retos de la decisión tomada y las consecuencias a futuro.

Estas dos mujeres, aunque muy diferentes, las une el amor por sus hijos, por su patria y por querer salir adelante. María José, tuvo que enfrentarse al rechazo laboral en Colombia, aunque contará con esta nacionalidad, lo único que le era favorable, era la seguridad social por que el papeleo era más sencillo, pero para conseguir más oportunidades era muy complicado; por otro lado estaba Mary, con una situación más compleja puesto que solo contaba con su cédula venezolana, no tenía mucho dinero ahorrado y traía a sus dos hijos, una niña de catorce y un menor de seis años; los cuales tenía que dejar recomendados para poder salir a trabajar y poder llevarles un plato de comida.

Por si fuera poco, toda la odisea que estas dos mujeres tuvieron que pasar para llegar a Tunja Boyacá, se une la xenofobia, la estigmatización por los migrantes venezolanos o como les dicen de forma despectiva “venecos” que gracias a la desinformación se ha tergiversado la connotación de esta palabra que como dice María José “por la ignorancia que hay, desde que ignorantemente el desprecio de Vargas Lleras siendo un hombre que ostento a la presidencia dijo despectivamente la palabra “ veneco” que significa venezolano-colombiano, digamos en el buen sentido de la palabra yo soy “veneca” venezolana- colombiana pero él lo dijo de una manera despectiva y así nos han tratado, entonces te pones a ver que la xenofobia viene desde arriba y cuando un líder político utiliza expresiones xenofóbicas el pueblo se convierte en un loro y no se esmeran por culturizar o por hacer que su gente entienda las leyes y el respeto”.

Mary, empacó en su maleta sus sueños y metas, ella con pocos recursos, pero con todas las ganas de salir adelante, decidió sumergirse en el negocio ambulante. “Yo empecé con tres “paqueticos” de bolsas ese día, las vendí y compre 6, las vendí; me fui y compré 12 paquetes y así fui creciendo de a poco a poco». De esa manera fue aumentando su capital para poder consolidarse como una vendedora ambulante y poder vender productos diferentes; exponiéndose al sol y al agua pero con la clara convicción de mejorar la calidad de vida de ella y de su familia; porque no solo tenía que responder por ella y por sus hijos, sino también por la familia que dejó en Venezuela, principalmente sus padres y hermana.

Para su fortuna, así fue. Hoy día puede cumplir con los gastos principales como arriendo, servicios y comida, pero este no es el único trabajo que Mary tuvo, también se desempeñó en labores como: recolección de arveja, papa, venta de mandarina en semáforos, entre otros.

Afortunadamente para Mary Córdoba, los tunjanos se han portado bien con ella, no ha sufrido ninguna clase de abusos o insultos discriminatorios por su origen. Contrario a esto, la apoyan regalándole productos alimenticios o algo de dinero. Sin embargo, le ha tocado escuchar comentarios de algunos colombianos quejándose de que a los venezolanos solo les gusta estar pidiendo dinero. “Por no tener un trabajo estable, han tenido que ganarse la vida en un semáforo limpiando vidrios.

Yo sé que eso es difícil para ellos también, porque aquí no contamos con nada y es fuerte también para uno. Pero yo sé que hay muchos que vienen con buenas intenciones” menciona Mary mientras empaca sus productos en su maleta, para posteriormente “pegarse” una caminata de una hora hasta su hogar.
Por su parte María José, reconoce que, así como a conocido colombianos buenos como también malos, pero ella no comete el error de estigmatizarlos y encasillarlos a todos. Ha tenido varias experiencias desagradables producto de la ignorancia y la xenofobia.

“Yo trabajaba en una tienda en Unicentro y una vez un hombre llegó con su esposa los atendí y me dijo que si era venezolana y luego el tipo regresó y me entregó unos billetes encima del mostrador y me dijo cuanto por una noche” este es un ejemplo de lo que tienen que vivir día a día todas las personas migrantes, exponerse a ser tildados de ladrones, prostitutas o simplemente por pertenecer a otro país.

Tanto María José como Mary son conscientes de que los venezolanos han hecho grandes aportes a los colombianos. Para Mary: “aquí venimos a aportar nuestros conocimientos, nuestros trabajos. Y bueno, hay mucha gente que no lo ve así”. Por otro lado, María José piensa que el venezolano al llegar a Colombia adquiere productos para consumo propio y para enviárselos a su familia, lo que hace que la economía colombiana repunte. Tampoco desconocen que los colombianos les hacen aportes a ellas, en aspectos como el crecimiento personal, haciéndolas más fuertes y dejándoles ver que si son capaces de lograr lo que se proponen.

Las adversidades están hechas para personas valientes que se atreven a enfrentarse al mundo entero, aunque este sea completamente desconocido. Los seres humanos son lo que viven, los que sienten y los que experimentan en cada latir, porque en cada uno de ellos están colores, sabores, costumbres, culturas, religiones y diversas características que acoplan como propias. No se debe dejar en el olvido el valor de una vida, esquivando las barreras sociales o culturales, porque desde allí radica la discriminación, la falta de empatía y la xenofobia que en muchas ocasiones se convierte en odio, odio que solo limita mentes y emociones porque para los caminantes de la vida su mayor etiqueta es ser ciudadanos del mundo, de ese mundo en el que todos tienen un pequeño rincón para cumplir cada añoranza.

Sobre el autor

Revista Un Pretexto

La revista fue creada en el 2012 como proyecto colectivo de la asignatura de Redacción Periodística y Literaria junto con el semillero de investigación 5 sentidos del programa de Comunicación Social de la Universidad de Boyacá. Sus publicaciones responden al enfoque del nuevo periodismo o periodismo narrativo encaminado a los géneros de largo aliento, siendo las crónicas los textos más representativos. Su soporte es en papel y también circula en formato PDF a través de la plataforma de issuu. La coordinación de la revista actualmente está a cargo de la docente Lizeth Rocío rojas Rojas. lizrojas@uniboyaca.edu.co

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