En el parque de Buenos Aires, la gente va de un lado a otro. Lo que más atrae son los juegos que se ofrecen para los niños: hay balancines, columpios, deslizaderos, juegos de trepa y equilibrio. Recuerdo que se conserva de la misma manera que como lo conocí en mi infancia. Soy capaz de traer a mi memoria aquella sensación de profunda alegría que me causaba acercarme a él.
En una ciudad mediana como es Pereira, levantada alrededor de montañas y palos de café. En una ciudad plana, de aquellas cuya parte central se puede recorrer en una sola caminata. En una ciudad agradable, y aunque pocas veces sucede algo relevante, siempre es extraordinaria. Las personas siempre disfrutan ir a los parques.
En el parque de Buenos Aires, mucha gente va de un lado a otro. Lo que más atrae son los juegos que se ofrecen para los niños: balancines, columpios, deslizaderos, juegos de trepa y equilibrio. Recuerdo que se conserva de la misma manera que como lo conocí en mi infancia, soy capaz de traer a mi memoria aquella sensación de profunda alegría que me causaba acercarme a él.
En el parque de Buenos Aires, la gente va de un lado a otro. Lo que más atrae son los juegos que se ofrecen para los niños: hay balancines, columpios, deslizaderos, juegos de trepa y equilibrio. Recuerdo que se conserva de la misma manera que como lo conocí en mi infancia. Soy capaz de traer a mi memoria aquella sensación de profunda alegría que me causaba acercarme a él.
En la actualidad, muchos padres disfrutan de llevar a sus hijos a aquel lugar, mientras sus niños se divierten, ellos sentados en el césped poniéndoles cuidado y consumiendo lo que se ofrece. Recorren los senderos del parque, recibiendo la brisa brindada por la gran cantidad de árboles y el cantar de las aves.
Es difícil encontrar a quien conozca por su nombre las especies de árboles.
El clima húmedo que hoy se sufre al mediodía, a la sombra de los árboles, debió arrullar la vida de una forma más inteligente. Ahora, hay cada vez menos árboles y hasta las primeras casas construidas se demuelen para dejar crecer edificios como se deja avanzar una plaga. Estas reflexiones suceden a veces en frente de un árbol y en un parque. Los niños piensan en los árboles del parque sólo cuando hay ocasión de treparlos. Se suben y pasan un rato fenomenal.
Hippies fumones, estudiantes que van a hacer el filo, deportistas de ocasión y otros afectados por la fiebre del crossfit, equilibristas de slackline, padres diciéndole por vigésima vez a su hijo que baje del lizadero para volver a casa, guitarristas chamuyeros, chicas chismeando y vendedores ambulantes de diferente tipo de comida. La vasta extensión del Parque Buenos Aires es hoy, quizás más que nunca, un rejunte de lo más variopinto que se pueda encontrar.
Daniel y el lava autos
Conocido por su servicio de lavado, el cual es ágil y de buen trato a los usuarios, el lava autos de la 35, es un sitio que además del aseso de los carros, es un lugar donde se consiguen otros servicios como venta de aditivos y artículos relacionados con los vehículos. Acá se puede encontrar todo tipo de accesorios para vehículos de alta, media y baja gama.
Está ubicado en la carrera 9 No. 34 – 66 justo en la esquina superior izquierda del parque Buenos Aires, este lugar lleva más de sus 20 años localizado allí lo que le ha permitido ver toda la evolución del popularmente conocido parque El Infierno.
En este sitio podemos encontrar juegos que se ofrecen para los niños, como balancines, columpios, deslizaderos, juegos de trepa y equilibrio, unos clásicos y muy conocidos por la comunidad. Además de tener uno de los 32 gimnasios al aire libre biosaludables instalados por la Alcaldía de Pereira, incluso zona adecuada para crossfit, cancha sintética para seis y dos canchas en cemento. No se puede dejar a un lado a las personas que disfrutan de ir allí para su almuerzo, tomar un descanso; los empleados de La 35 lo aprovechan de igual manera para pasar su rato libre del trabajo.
Trabajadores que llevan años laborando en el lavadero lo recuerdan como un parque sombrío, en cual muchas cosas terribles sucedieron, entre robos, reuniones de gente con apariencia sospechosa sin importar la luz del día o niños alrededor; hoy en día aseguran con orgullo la evolución que hay tenido. Durante un tiempo estuvo ubicado un CAI, y aunque no mucho hacían fue efectivo para espantar esos intrusos de un área con tan buena naturaleza, armonía, un sitio para la familia, el deporte, infantes, y hasta el arte.
Daniel, gerente de lugar, cuenta que desde tiene memoria sobre Buenos Aires, siempre ha visto a jóvenes y adultos hacer ejercicio utilizando la infraestructura del parque, y algunos practicantes del parkour, ha tomado con mucho agradado como ha llegado a habilitar una zona crossfit para que todos tengan acceso a ello o se inicien en este deporte, recalca el uso adecuado que le dan al gimnasio.
Con un poco de pena y desconfianza decido preguntarle si no ha tenido inconvenientes con los fumones que por ahí parchan. Con una risa agradable me responde que no hay problema, es educado y respetuoso con ellos, solo los condiciona a que lo haga lejos de los niños.
Rodeado del bienestar familiar, por la octava con treinta y cinco, en la esquina de la treinta y seis está el Coliseo Mayor, y en la esquina de la treinta cinco ha estado en servicio por más de treinta años el popular Servicios Generales La 35 y el cual tiene un amplio conocimiento sobre el parque. Podría decir que está perfectamente seccionado, en la parte baja con tres canchas, la parte de arriba a la derecha una zona verde para hacer un picnic, los hippies, artistas o solo descansar, la parte arriba izquierda toda el área recreativa, con un parque infantil.
Algo muy beneficioso para Daniel, es que muchas de las personas que deciden pasar a lavar o arreglar sus automóviles, pasan ese tiempo de espera en el parque, sus más fieles clientes toman ese pequeño detalle para decidir llevar siempre su auto allí, porque saben que es un lugar de confianza.