Desde el pasado 11 de marzo, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el virus COVID-19 como Pandemia, los medios de comunicación y las redes sociales eclosionaron como virus sin control: por nuestros celulares y dispositivos informativos circulan, desde entonces, miles de mensajes sobre la Pandemia generando reacciones tan indeseables como el propio coronavirus. ¿qué podemos hacer para que los mensajes falsos, imprecisos e ideológicamente dirigidos sean detectados, aislados y neutralizados cual virus letales de desinformación?
Consultamos algunos estudios realizados al margen de la «desinformación pandémica de redes y medios» (estudios realizados en años recientes en los que una amenaza de Pandemia parecía lejana), y en esta nota acopiamos información estadística y cualitativa que permite proponer un contexto histórico, cultural y general de la actual emergencia sanitaria que vive el mundo.
Según Francisco Moreno Sánchez, co-autor del estudio Las grandes epidemias que cambiaron al mundo «la presencia de virus, bacterias, hongos y protozoarios como parte de nuestro entorno ambiental es una realidad desde antes de que el Homo sapiens apareciera en la tierra». Lo inaudito, apunta el estudio, es que nos empeñemos en contar nuestra historia como especie desde las guerras y los conflictos sociales y excluyamos de esas narrativas los sucesos epidemiológicos como agentes de los grandes cambios en la humanidad.
Las cifras de muerte ocasionadas por pandenias son contundentes: a lo largo de nuestra historia como especie «más de un billón de individuos han fallecido a causa del bacilo de Koch (asociado con la tuberculisis)… el estudio calcula que, a través de la historia, la viruela ha matado a más de 500.000.000 de seres humanos. De 1346 a 1350, es decir, en 4 años, murieron al menos 200.000.000 de personas a causa de la peste negra o bubónica… y hacia el final de la Primera Guerra Mundial, en dos años murieron 40.000.000 de seres humanos por la influenza. Es decir, cinco veces más que las muertes atribuidas al combate».
Mirando estás cifras, dice Walter Ledermann en su estudio de 2003, no debiera causarnos extrañeza que «siempre la primera reacción humana a las terribles pandemias sea el pánico. Ese miedo súbito, extraordinario, que oscurece la razón. Al pánico sigue la huida, consecuencia inevitable». En el mundo globalizado que inicia el siglo XXI, la huida de que habla el estudio parece concretarse de manera paradójica: por un lado, huimos evitando el contacto social, por el otro, nos refugiamos en el universo digital (libre de seres biológicos y repleto de algoritmos y mensajes). Roland Barthes hubiese hablado de refugiados que se aíslan en comunidades de interpretación, es decir, esas comunidades donde se dice lo que uno quiere oír.
El pánico frente a la actual pandemia, por su parte, no resulta infundado. Proviene, no de las redes y los medios, sino de nuestro atávico temor cuando nos enfrentamos a la muerte. Lo que sí hacen medios y redes (y lo hacen muy bien) es capitalizar, comercializar y convertir en morbo nuestros temores y reacciones cuando nos enfrentamos a la muerte.
El conocimiento adquirido tras muchas Pandemias no siempre fue puesto al servicio de un bien colectivo. Mencionemos dos ejemplos: «En 1350, los tártaros sitiaban Caffa, un puesto comercial genovés en el Mar Negro (hoy Feodosiya, en Ucrania). Los sitiadores habían viajado con la peste desde Catay, y a través de Mongolia. Su jefe, el Khan Janibeg, concibió́ la brutal idea de catapultar sus cadáveres sobre las murallas de la ciudad: murieron así́ sitiados y sitiadores». El estudio de Moreno Sánchez nos recuerda que, «en la conquista azteca, los españoles arrojaban cuerpos infectados con viruela para propagar la enfermedad, sabiendo que al ya haber sido expuestos en el pasado ellos resultaban inmunes». No debemos olvidar que en nuestros días «cepas de viruela se encuentran en laboratorios… del primer mundo».
Que una pandemia pueda ser puesta al servicio de conquistadores, pueblos o grupos dominantes son hechos históricos y registrados en pinturas, crónicas y relatos. La pregunta por quiénes son los tártaros, el Khan Janiber o los españoles conquistadores de nuestro tiempo y que no dudarían en poner a su servicio la actual emergencia sanitaria de nuestra civilización, no es del todo inoficiosa.
Analistas internacionales de la pandemia del coronavirus han hablado de un ataque a China y las economías emergentes y a su capital de manufactura, por parte del capital financiero y especulativo, ataque orquestado por bloques económicos poderosos que preveían una inminente crisis del sistema financiero mundial (versión que pensamos detectar, aislar y analizar para corroborar su nivel de información o desinformación, en una próxima entrega).
Para continuar con nuestra intención de proponer un contexto histórico, cultural y general de la actual emergencia sanitaria, diremos que las pandemias generaron también, a través de los siglos, creaciones artísticas que enriquecen nuestra forma de ver y entender al hombre mientras afronta las calamidades epidemiológicas.
El año de la peste (1979) es una película mexicana dirigida por Felipe Cazals con argumento de Gabriel García Márquez basado en el libro de Daniel Defoe, Diario del año de la peste. Una epidemia es encubierta por las autoridades y los medios de comunicación en una ciudad de 15 millones de habitante, lo que lleva a que todo se cubra de caos y destrucción. Obtuvo el Premio Ariel, concedido anualmente por la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC), a Mejor Película.
Virus (Gamgi o The Flu) es una película coreana de 2013 que, a partir de las coyunturas, tanto cinematográfica como de salud, ha tomado fuerza en Netflix y otras plataformas, la pandemia del Covid-19 y el éxito de Parásitos la han puesto de nuevo en la mira de los cinéfilos. Al inicio de la misma se aclara que no está basada en hechos reales, pero bien sabemos que el arte es una las formas de expresión que mejor logra interpretar la realidad, incluso haciendo uso de la ficción.
El distrito surcoreano de Bundang-gu, uno de los más poblados y desarrollados en Seúl, es infectado de manera repentina por el virus H5N1, que mata a las personas en las siguientes 36 horas después del contagio. El virus llega a la ciudad dentro de un contenedor con inmigrantes ilegales, la mayoría muere durante el viaje, el único sobreviviente escapa y a partir de allí inicia la contaminación, lo que conlleva a una crisis sanitaria sin precedentes. Escrita y dirigida por Kim Sung-su, Virus muestra una historia llena de similitudes con la situación actual: terror, angustia, amor y algo de humor matizan esta producción.
12 monos (Twelve Monkeys, 1995) protagonizada por Bruce Willis, Madeleine Stowe, Brad Pitt y Christopher Plummer, es una historia que recrea un mundo devastado por un virus, la contaminación obliga a los sobrevivientes a refugiarse bajo tierra. Se cree que el virus fue liberado por una supuesta organización terrorista conocida como ‘La Brigada de los 12 Monos’.
Mediante viajes en el tiempo los científicos buscan la manera de obtener información sobre este agente patógeno y así lograr una cura. James Cole es un criminal convicto que se ofrece como voluntario en estas peligrosas misiones para obtener algún tipo de indulgencia.
Epidemia (Outbreak 1995) cuenta la historia de un virus descubierto en Zaire en 1967. ‘Motoba’ mata durante las 24 horas siguientes al contagio. El Ejército de EE.UU., bombardea el poblado infectado como medida de control de este brote. 30 años después, un científico es enviado a la zona a investigar la epidemia que no fue controlada en su momento.
Entretanto, un mono infectado con el virus es llevado clandestinamente desde Zaire a EE.UU., para ser vendido en el mercado negro, allí inicia el contagio a gran escala. Basada en un libro del mismo nombre, escrito por Robin Cook, es otra cinta que toma nuevos aires a partir de la pandemia actual, una producción con un reparto de lujo: Dustin Hoffman, Rene Russo, Morgan Freeman, Kevin Spacey, Donald Sutherland, Cuba Gooding Jr y Patrick Dempsey.
Pandemia: Cómo prevenir un brote es una miniserie documental de Netflix, estrenada en enero de 2020, que muestra a los equipos médicos que combaten diferentes fenómenos pandémicos alrededor del mundo. Héroes reales que en India, el Congo, EE.UU., y otras zonas del mundo combaten la gripe aviar, el SARS, el ébola. El factor humano detrás de las medidas que se deben tomar ante la aparición de una pandemia, las persona que ponen todo para detenerlas y luego prepararse para la siguiente como el mismo documental lo plantea: «Está garantizado que una nueva versión de esa gripe asesina aparecerá. No sabemos cuándo, pero podemos suponer que pronto».