El mundo atraviesa uno de sus periodos más difíciles en la historia. Lo que estamos viviendo, sin duda, nos ha afectado a todos. Hemos tenido que adaptarnos a un actuar diferente, pues la pandemia producida por la COVID-19, hizo que nuestras casas se transformaran en el único espacio posible de nuestras actividades diarias.
Todos nuestros sentidos están puestos en las personas encargadas de brindarnos seguridad o tranquilidad. Médicos y epidemiólogos llaman nuestra atención, pasando por gobernantes y trabajadores. Queremos saber y entender lo que ocurre, para eso buscamos a los adultos, a los mayores, a los que saben, más por viejos que por diablos, como dice el dicho.
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¡Pues ya no más!
Es necesario que ahora escuchemos historias diferentes. Por esta razón, este grupo de amigos, que extraña salir a divertirse y poder reunirse para jugar juntos, tienen su propia versión de los hechos. Su propia adaptación de la cuarentena. Vivencias contadas por los más pequeños de nuestra sociedad.
Los hermanos Torres, la más pila del combo y el más «peque», serán aquellos que muestren un poco de su realidad vivida. Con ellos trataremos de identificar algunos factores del desarrollo en la infancia que se vieron alterados durante la crisis producida por la Covid-19, tratando de responder: ¿Cómo el encierro afecta al desarrollo creativo, cognitivo o social de un niño o una niña?
Los amigos del cacique llevan bastantes días sin estar juntos. Ha sido extraño, en especial para el mayor de la tribu, pues añora despertar desde muy temprano en la mañana a punta de risas, gritos y uno que otro llanto. Su realidad, desde hace más de tres meses, cambió.
Al percatarse de que estas voces habían desaparecido y viendo su calle sin revestir felicidad, alegría ni juegos, quiso tomar cartas en el asunto. El amigo más grande intuía, desde su ventana, que sus pequeños amigos tendrían grandes historias por contar, después de tantos días sin hablar ni verse la cara, era obvio que algo nuevo tendría que pasar.
Se paró de su cama, analizó, pensó y cerró sus ojos, durante el tiempo que los tuvo cerrados, el gran amigo recordó otro viejo amigo de los libros: Ryszard Kapuściński, el periodista y escritor polaco. Según cuenta en su libro Ébano, llegó a una ciudad limítrofe de la costa atlántica llamada Acra, en el África. Allí los niños cuentan con funciones y diferencias entre ellos mismos. Los niños de diez años cuidan a los de ocho, los de ocho a los de seis, y así hasta llegar al más pequeño. Pero, de igual forma que cuidan al pequeño, también con los años van ganando respeto por quien sea menor. Es su forma de cuidado y convivencia, mientras los adultos hablan de sus cosas.
Al abrir los ojos, de nuevo en su habitación, con más de valor y criterio para defender a sus amigos, llenó su pecho de aire y enfrentó la realidad. La calle donde juegan estaba desolada y vacía. Con algo de preocupación, pensó si la estarían pasando bien en sus casas. Esperaba que lo extrañaran tanto como él a ellos. Impaciente, no halló otra salida que salir de casa e ir a preguntar por ellos.
Ningún caso será parecido a otro. Con semejanzas, por supuesto, pero cada ser humano comprende, procesa y desarrolla de manera distinta. Estamos viviendo una misma cuarentena pero con diferentes realidades. Muchas veces, se evidencian condiciones de normalidad en el desarrollo integral promedio de un niño, pero otras veces no. Dentro de estas características, podemos encontrar desde tablas de nutrición (relación peso-edad o el porcentaje de nutrientes necesarios para un niño), hasta estudios que definen la importancia de la relación de un niño con sus pares, junto con su comportamiento, miedos o habilidades sociales, entre otros factores.
Con respecto al desarrollo infantil, para el psicólogo José Amar Amar, existen tres esferas básicas: aquellas situaciones que ocurren dentro del niño, la interacción con otros por parte del niño, y su entorno. Pero, ¿cómo ha afectado al desarrollo infantil tener que quedarse encerrados durante la cuarentena?
Henri Wallon desarrolló un enfoque interaccionista en sus investigaciones. Siendo uno de los psicólogos infantiles más importantes, estudiaba la correlación entre lo biológico y lo social. Reveló acontecimientos importantes y característicos de la infancia. Teniendo en cuenta acciones propias del sentir, pensar, procesar y efectuar.
Tras bastantes días dentro de casa, el encierro se vuelve rutina, la rutina trae repetición y todo esto se convierte en algo aburrido. Es aquí donde está el punto de quiebre. La única etapa en la vida, donde posiblemente se refleje menos monotonía en el día a día, se vive durante la infancia. Una evolución física y mental, estructuras de relaciones sociales y el desarrollo de capacidades motoras y cognitivas, se ven afectadas al no poder salir. Los niños pierden aquellas necesidades para un desarrollo infantil apropiado.
Si bien se sabe que es un caso de prevención sanitaria, el simple hecho de estar bajo un mismo techo, frena el desarrollo natural de un niño. Aquellas relaciones con sus compañeros, maestros, hermanos y padres, se ven alteradas. Los ambientes como un salón de clase o el parque de juegos, cambian. Y afecta directa, indirectamente, o, positiva o negativamente, a los niños. Sabiendo que todos entienden, comprenden y viven situaciones diferentes, el tema resulta de cuidado.
El cuidado, la atención y el manejo que se genere alrededor de un niño serán suficientes para su desarrollo. Pero la autonomía, el sentir y la experiencia propia, darán pie a formar a un carácter único. Para la pedagoga infantil Pilar Morales, la infancia es una etapa en donde la vulnerabilidad aumenta, pues los niños “son como esponjas” que captan y reciben toda la información del entorno. Y para que esta etapa no se vea afectada, es necesario tener solidez, principalmente en el afecto y la felicidad, y en gran parte, a una alimentación balanceada y un buen descanso.
Los vínculos familiares, las prácticas deportivas y recreativas, actividades lúdicas y juegos, permiten que un niño pueda expresar con mayor facilidad lo que siente. Ya que, cognitiva y lingüísticamente, se encuentra en continuo cambio, y lo ideal, en continuo aprendizaje. Hacer, crear, pintar, correr, saltar, rasgar o pegar, generan procesos de desarrollo y transformación durante la infancia. Así como también aprender a compartir, a competir y a entablar relaciones con otros. Debido al encierro esto se está perdiendo, pero a pesar de todo, son ellos los que no se quejan y se adaptan.
La vulneración en los niños está superpuesta por un silencio impetuoso. En lo corrido de la cuarentena, para el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, el número de casos denunciados por violencia contra menores de edad, de cualquier tipo, se incrementó en Colombia. En su mayoría, según los reportes, aquellos que atentan contra los niños son quienes viven con ellos. Es contradictorio imaginar que su lugar de protección, sea al mismo tiempo, un recinto de agobio. Para Yohana Jiménez, defensora y activista política de los derechos de los niños, es fundamental en estos tiempos tener empatía. Más allá de imponer castigos, sanciones y proyectos de ley, lo importante es hacerle frente a la problemática vivida con los niños. No se trata de solo entender, sino de también comprender. Es trabajar con y para ellos.
Paciencia, bendita paciencia la que han tenido que llevar los amigos del cacique. Extrañan verse y jugar. Añoran poder hacer guerra de bombas de agua en un día soleado. Hacer carreras en sus bicicletas, patines y monopatines por entre los garajes y carros. Tener una tarde de películas en alguna casa comiendo maíz y salchichas. Por el momento, tendrán que seguir gritando de puerta a puerta para saber cómo está cada uno. El silencio de la calle permite que el mensaje llegue claro, ya que no hay risa, grito o llanto que interrumpa en el aire.